sábado, 31 de octubre de 2009

Violenta protesta sandinista contra EEUU - El Pais, España.

CARLOS SALINAS | Managua* **31/10/2009 EL PAIS-España

*La tensión volvió a las calles de Managua, esta vez por unas declaraciones
del embajador estadounidense en Nicaragua, que levantaron ampollas en el
Gobierno que encabeza Daniel Ortega. El embajador Robert Callahan criticó un
fallo emitido la semana pasada por la Corte Suprema de Justicia de
Nicaragua, que dio vía libre a la posibilidad de reelección de Ortega en las
elecciones previstas para 2011. Para Callahan, ese fallo fue "indebido".
Para el Gobierno de Ortega, las declaraciones del diplomático estadounidense
son "inaceptables" y responden a una política desestabilizadora.*

El gobernante Frente Sandinista hizo el jueves ostentación de su fuerza en
Managua. El partido movilizó de forma sorpresiva a sus filas en una marcha
masiva en repudio del embajador estadounidense. En la marcha participaron
estudiantes universitarios, simpatizantes sandinistas y empleados del
Estado, que según denuncias de organizaciones civiles fueron movilizados con
recursos públicos hasta la embajada de Estados Unidos.

Horas antes, miembros del Frente Sandinista arengaban a sus seguidores a
través del oficialista Canal 4 contra el embajador Callahan, con la frase
"remember Sandino" (recuerden a Sandino), en referencia a Augusto C.
Sandino, el héroe nacional que a finales de los años veinte del siglo pasado
luchó contra la intervención estadounidense en el país.

Los manifestantes, encabezados por el diputado Gustavo Porras, lanzaron
morteros y piedras contra el edificio, destruyeron emblemas estadounidenses
y escribieron consignas a favor del partido en las paredes. Exigían la
expulsión del embajador Callahan. Este país no había visto en los últimos 20
años un ataque semejante a una sede diplomática.

La reacción del Gobierno responde a unas declaraciones hechas el miércoles
por el embajador Callahan durante un almuerzo con empresarios de la Cámara
Americana Nicaragüense. Callahan dijo que a Estados Unidos le preocupa la
decisión de la Sala Constitucional de la Corte Suprema, que la semana pasada
declaró inaplicable el artículo 147 de la Constitución de este país, que
prohíbe la reelección continua, lo que da vía libre para que Ortega pueda
participar en las elecciones generales previstas para 2011.

Callahan dijo que la Corte actuó de una forma indebida y "atípicamente
precipitada, en secreto, sin debate público ni discusión" al emitir el
fallo. El diplomático propuso que la posibilidad de reelección debía hacerse
a través de una consulta popular o por reforma constitucional discutida en
la Asamblea Nacional. "Lo que nos preocupa es la manera en que esta decisión
fue tomada en Nicaragua", reiteró Callahan.

Las declaraciones del diplomático fueron rechazadas inmediatamente por el
Gobierno de Ortega. Por la vía diplomática y por la fuerza. El Ministerio de
Exteriores emitió un comunicado en el que declara inaceptable lo que
califica como la "política injerencista y desestabilizadora" del Gobierno
estadounidense. "El Gobierno de Nicaragua considera inadmisible la
intervención de Estados Unidos en asuntos de orden interno, y en decisiones
soberanas de las instituciones del Estado nicaragüense", afirma el texto.

Mientras el texto llegaba a las redacciones de los medios, en las calles las
banderas rojinegras del Frente Sandinista ondeaban en la marcha dirigida
hacia la sede diplomática. "Que se vaya Callahan", gritaba el diputado
Porras.

Las acciones contra la sede diplomática ocurrieron ante la mirada de
oficiales de la Policía Nacional, que no intervinieron para controlar a los
manifestantes. La policía, hasta ahora una de las instituciones con mayor
credibilidad en Nicaragua, se ha convertido en objeto de críticas por parte
de las organizaciones civiles, que acusan a sus dirigentes de responder a
los intereses del Gobierno y no intervenir en las agresiones contra miembros
de la oposición.

Los analistas comparan la violencia desatada en las últimas semanas por
partidarios del Gobierno con las turbas usadas por la dictadura somocista.
Para el catedrático Félix Maradiaga, el recrudecimiento de la violencia
política "es una muestra del salvajismo y la intolerancia" del Gobierno de
Ortega.